Mi Kipur - Roberto Sánchez©
Mi Kipur
Las seis de la mañana, el Sol amanece tardío y tímido como ocultando su sombra.
No es día de trabajo, pero me he levantado igual temprano.
No es un día común, ya se percibe una atmósfera especial.
Desde la ventana veo pasar los primeros hombres camino a algún templo, no se observa nada más. El fresco de la mañana estremece mis papilas, es otoño.
Delante todo por hacer, o no.
Cada uno lo vive como cree, como quiere o como puede.
Me dejo llevar por el sensualismo, intento la búsqueda de unos instantes que llenen de paz mi cabeza y mi corazón. Esa placentera Paz que posee un niño mientras duerme.
Salgo a la calle y me dirijo al Mar, para inundar con la brisa de sales los sentidos. Las calles semivacías traen a mi memoria los días pasados de la Guerra, los días perdidos, las vidas perdidas. La aventura del Hombre retando al destino. El destino, palabra engañosa con que la Ignorancia gobernara a la Pureza.
Y Yo aquí, debatiéndome con mi laborioso cerebro, entre el Todo y la Nada filosóficos hechos trizas. Las preguntas sin respuestas que abandonadas quedaron en el camino de los deseos y el vacío de las palabras.
Y yo también me pregunto ¿qué es el Hombre? El fruto del Amor, madurado por El creador de las cosas o la manifestación de su libido.
Permanezco unos instantes con los ojos cerrados, apoyo mi mano sobre las sienes tratando de hallar esas figuras destellantes, que se asemejan a las de un calidoscopio y me relajan.
Las voces de mis padres olvidadas.
Los abro, reposo mi mirada en el mar.
Emprendo la vuelta a casa, mi mujer y mis Hijos me esperan.
Y D's esperando de mi un guiño.
Roberto Sánchez©
Las seis de la mañana, el Sol amanece tardío y tímido como ocultando su sombra.
No es día de trabajo, pero me he levantado igual temprano.
No es un día común, ya se percibe una atmósfera especial.
Desde la ventana veo pasar los primeros hombres camino a algún templo, no se observa nada más. El fresco de la mañana estremece mis papilas, es otoño.
Delante todo por hacer, o no.
Cada uno lo vive como cree, como quiere o como puede.
Me dejo llevar por el sensualismo, intento la búsqueda de unos instantes que llenen de paz mi cabeza y mi corazón. Esa placentera Paz que posee un niño mientras duerme.
Salgo a la calle y me dirijo al Mar, para inundar con la brisa de sales los sentidos. Las calles semivacías traen a mi memoria los días pasados de la Guerra, los días perdidos, las vidas perdidas. La aventura del Hombre retando al destino. El destino, palabra engañosa con que la Ignorancia gobernara a la Pureza.
Y Yo aquí, debatiéndome con mi laborioso cerebro, entre el Todo y la Nada filosóficos hechos trizas. Las preguntas sin respuestas que abandonadas quedaron en el camino de los deseos y el vacío de las palabras.
Y yo también me pregunto ¿qué es el Hombre? El fruto del Amor, madurado por El creador de las cosas o la manifestación de su libido.
Permanezco unos instantes con los ojos cerrados, apoyo mi mano sobre las sienes tratando de hallar esas figuras destellantes, que se asemejan a las de un calidoscopio y me relajan.
Las voces de mis padres olvidadas.
Los abro, reposo mi mirada en el mar.
Emprendo la vuelta a casa, mi mujer y mis Hijos me esperan.
Y D's esperando de mi un guiño.
Roberto Sánchez©